Morelia, Michoacán, a 18 de abril de 2025.- La frontera norte de México enfrenta una de las problemáticas más persistentes y menos visibilizadas: la trata de personas. Mujeres, niñas y migrantes se convierten en blanco de redes de explotación que operan con total impunidad, normalizadas por el entorno social y toleradas, en muchos casos, por omisiones institucionales.
El informe “Geografía de la explotación en la frontera Estados Unidos-México”, publicado por InSight Crime, documenta la existencia de cuatro corredores criminales prioritarios donde la trata de personas adopta características particulares, aunque con el mismo objetivo: el abuso sistemático de poblaciones vulnerables.
- Tijuana y Mexicali: Las redes de trata funcionan como negocios familiares, con participación de múltiples miembros en la explotación de mujeres en espacios públicos y comerciales. “Los grupos locales llevan décadas funcionando con tolerancia social e incluso institucional”, advierte el informe.
- Desierto de Sonora (Sonoyta, Altar, Sásabe): En esta región, la delgada línea entre el tráfico de personas y la trata se difumina. Migrantes que no pueden pagar su cruce son forzados a compensaciones abusivas, especialmente mujeres. Se reporta que estas prácticas son del conocimiento de autoridades locales.
- Ciudad Juárez: Con un historial de violencia de género, esta ciudad alberga redes de explotación vinculadas al crimen organizado. “La impunidad imperante permite que muchas redes crezcan sin enfrentar consecuencias reales”, señaló el análisis.
- Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros: En esta zona, grupos criminales administran o regulan redes de trata. Las víctimas, sobre todo migrantes, temen denunciar por miedo a represalias o deportación.
Una estructura fragmentada pero tolerada
De acuerdo con el reporte, las redes no responden a una sola organización. Son estructuras autónomas que operan de forma paralela, muchas veces con respaldo o protección de poderes fácticos.
“La trata se manifiesta como una economía informal —y a veces formal— tolerada por el entorno social y normalizada por la omisión institucional”, puntualiza el documento.
Obstáculos para identificar y atender el delito
La complejidad del problema radica también en los múltiples factores que impiden su visibilización:
- Déficit de información confiable: Limita la capacidad de entender la dimensión real del fenómeno.
- Falta de autopercepción como víctimas: Muchas personas, especialmente menores y migrantes, no reconocen que están siendo explotadas.
- Respuesta institucional débil: Las autoridades no logran contener ni castigar eficazmente estas redes criminales.
¿Qué diferencia hay entre trata y tráfico?
Es crucial distinguir entre ambos conceptos. La trata implica coerción, engaño o violencia para someter a alguien, mientras que el tráfico puede ser voluntario en un inicio, pero puede convertirse en trata si las personas caen bajo el control de grupos delictivos.
Propuestas para enfrentar la explotación
El informe concluye con una serie de propuestas orientadas a frenar este fenómeno con un enfoque integral:
- Reconocer la trata en todas sus expresiones: laboral, doméstica, infantil, sexual y digital.
- Fortalecer los canales de denuncia con garantías de protección real para las víctimas.
- Capacitar a policías y funcionarios para actuar con enfoque de derechos humanos y diferenciación clara del delito.
- Reforzar las fiscalías estatales para que investiguen con independencia y profesionalismo.
- Impulsar campañas comunitarias de sensibilización que permitan identificar casos cercanos.
Una urgencia que no puede esperar
La trata de personas no ocurre en la clandestinidad. Sucede frente a nosotros, en calles, centros de trabajo, negocios y fronteras. Mientras no se reconozca ni se combata con firmeza, esta economía del abuso seguirá creciendo.
Consulta el informe completo de InSight Crime: “Geografía de la explotación en la frontera Estados Unidos-México”. Es momento de informarse, sensibilizarse y actuar para proteger vidas.