Morelia, Michoacán, a 25 de septiembre de 2025.— Mientras el gobierno estatal y federal celebran avances generales en materia de pobreza multidimensional, en ámbitos locales hay datos menos alentadores: en Michoacán habría retrocesos crecientes en el acceso a educación y a servicios de salud para amplios sectores de la población.
PARTE 2:
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Datos y contradicciones en la educación
En agosto de 2025, la Secretaría de Educación del Estado (SEE) reportó que Michoacán logró la mayor disminución porcentual de rezago educativo entre 2022 y 2024: una caída de 3.2 puntos porcentuales, con 159,400 personas que habrían salido de esa condición.
Sin embargo, análisis advierten que ese “avance” podría estar maquillando realidades más complejas:
En el estado se reporta que el rezago educativo afectaría al 25.7% de la población, cifra que está 7.1 puntos porcentuales por encima del promedio nacional.
Michoacán ocupa el séptimo lugar nacional en inasistencia escolar de menores de 3 a 15 años (unos 110,400 niños no están en la escuela), y el sexto entre jóvenes de 16 a 21 años con deserción escolar.
Además, el estado está entre los primeros lugares en personas mayores que no completaron la primaria o secundaria, y en jóvenes fuera del sistema educativo.
Estas contradicciones sugieren que, aunque estadísticamente el rezago ha disminuido, persisten graves brechas de cobertura, asistencia y calidad educativa en zonas rurales y marginadas.

Y la salud pública: una carencia persistente
El informe nacional de pobreza multidimensional del INEGI indica que La gran deuda con la población en Michoacán es la garantía de poder estudiar y recibir servicios de salud; las personas se tienen que trasladar a zonas urbanizadas para contar con estos servicios.
Pero en el caso de Michoacán, los datos publicados contradicen esa mejora:
Se afirma que 46.1% de los michoacanos —lo que equivaldría a unos 2.27 millones de personas— no tienen acceso a servicios médicos de alguna institución pública o privada.
Además, el 61.2 % de la población del estado (3 millones 23 mil personas) carece de acceso pleno a la seguridad social.
En el informe nacional se señala que en 2024 hubo reducción de la carencia por salud en 27 entidades federativas, y que cinco entidades aumentaron la carencia; sin embargo, Michoacán no figura entre los estados con mayor mejora en ese rubro.
Aunque las estadísticas nacionales presenten una tendencia de mejora, Michoacán sigue siendo de los estados con niveles altos de exclusión en el acceso a los servicios de salud.

Los desafíos estructurales
Los retos no son sólo datos: se traducen en escuelas sin maestros suficientes, largos traslados para poder acceder a clínicas, falta de medicamentos, hospitales con infraestructura insuficiente, dificultad para que jóvenes continúen estudios superiores, y unidades de salud saturadas o inaccesibles en zonas rurales.
PRIMERA PARTE:
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En comunidades indígenas y rurales, donde la dispersión poblacional y la pobreza se entrelazan, las barreras educativas y sanitarias se agravan: idioma, transporte, carencias de infraestructura básica (agua, electricidad, redes de salud), y falta de conectividad educativa. En muchas localidades, la escuela más cercana o el centro de salud pueden estar a decenas de kilómetros, con costos de traslado que familias de bajos ingresos no pueden asumir.
Realidad invisible
Es fundamental que los organismos estatales y federales publiquen datos por poblaciones rurales, municipales y por grupos vulnerables (mujeres, pueblos indígenas y habitantes de zonas marginadas), para comprobar dónde se narran mejoras y dónde se agudizan los retrocesos.
Aunque el gobierno del estado de Michoacán destaca logros como la reducción del rezago educativo en 3.2 puntos porcentuales, el contraste con datos que revelan altos niveles de exclusión educativa y sanitaria sugiere que los avances no han sido homogéneos ni suficientes para cerrar brechas estructurales.
El reto no es tanto demostrar mejoras estadísticas, sino asegurar que estas mejoras lleguen a cada escuela, a cada centro de salud, y transformen la vida diaria de las comunidades que hoy siguen excluidas.






