Morelia, Michoacán, a 18 de agosto de 2025. — La Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) anunció el inicio de un programa de capacitación dirigido a agentes mexicanos, como parte del denominado Proyecto Portero, cuyo objetivo es desmantelar la estructura operativa de los cárteles en la frontera.
Enfoque en los jefes de plaza
De acuerdo con la DEA, los jefes de plaza son piezas clave no sólo en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, sino también en el contrabando de armas y dinero hacia México. La agencia antidrogas considera que debilitar su poder de control es esencial para fracturar la organización de los cárteles.
Proyecto Portero: colaboración binacional
El jefe de la DEA, Terry Cole, argumentó que la estrategia busca trabajar de manera coordinada con las autoridades mexicanas. “El Proyecto Portero y este nuevo programa de entrenamiento demuestran cómo lucharemos: planificando y operando en conjunto con nuestros socios mexicanos, y utilizando todo el poder del gobierno estadounidense”, subrayó Cole durante la presentación.
Capacitación en centros de inteligencia
La agencia estadounidense detalló que el entrenamiento tendrá una duración de varias semanas e incluirá sesiones en centros de inteligencia ubicados en la frontera. Aunque no se especificaron las dependencias mexicanas involucradas, se adelantó que participarán funcionarios de defensa, inteligencia y fiscales de Estados Unidos.
Un paso hacia el combate integral
Cole aseveró que este proyecto representa “un primer paso audaz en una nueva era de control transfronterizo”, y afirmó que el esfuerzo será constante hasta desmantelar a las organizaciones criminales. La DEA añadió que, aunque la crisis del fentanilo es la prioridad más urgente, el combate a toda la estructura de los cárteles es indispensable para reducir su capacidad de operación.
Implicaciones para la seguridad en México
La puesta en marcha del Proyecto Portero refleja un giro hacia la cooperación directa en formación y planeación estratégica. El impacto de este entrenamiento dependerá de la coordinación real con las instituciones mexicanas y de la capacidad de ambos gobiernos para sostener la colaboración en el mediano plazo.