Chernóbil, Ucrania — A casi cuatro décadas del desastre nuclear de 1986, la zona de exclusión de Chernóbil sigue revelando sorprendentes historias de supervivencia. Un reciente estudio internacional, publicado en la revista Science Advances, ha descubierto que los perros que habitan en los alrededores de la central y en ciudades cercanas presentan una estructura genética única, producto de la adaptación a un entorno hostil y aislado.
La explosión del reactor 4 liberó grandes cantidades de cesio-137, yodo-131 y otros radionúclidos, contaminando más de 2.600 kilómetros cuadrados y obligando a evacuar a decenas de miles de personas. En los primeros años, la fauna silvestre sufrió un fuerte declive; sin embargo, con el tiempo, especies como lobos y perros lograron sobrevivir y expandirse.
El estudio, que analizó la genética de más de 300 perros, concluye que estos animales no muestran mutaciones directas atribuibles únicamente a la radiación, sino cambios genéticos impulsados por la selección natural y el aislamiento poblacional. Esta rápida adaptación les ha permitido resistir y prosperar en uno de los ecosistemas más contaminados del planeta.
Los investigadores consideran que estos hallazgos ofrecen una oportunidad única para entender cómo la vida puede evolucionar y adaptarse en condiciones ambientales extremas, aportando claves valiosas para la biología, la genética y la conservación.