Durante el show en el reconocido evento de Texcoco, Luis R. Conriquez fue blanco de gritos, insultos e incluso objetos lanzados desde las gradas, tras reiterar que no interpretaría canciones relacionadas con el crimen organizado. La gente, una vez que el cantante se retiro del lugar, lanzó sillas y bebidas al centro del Palenque. Incluso una mujer se metió al lugar para agredir a los policías que intentaban contener la situación.
Videos compartidos en redes sociales muestran la agresiva reacción del público ante la decisión del cantante. En una de las grabaciones, se escucha claramente a los asistentes gritarle consignas ofensivas por negarse a complacer sus peticiones.

Redes sociales reaccionan con indignación y críticas
La situación provocó una intensa discusión en plataformas como X (antes Twitter), donde usuarios expresaron tanto su apoyo al artista como su rechazo a la violencia ejercida por el público.
Una cuenta denunció que “el público se comportó de la forma más salvaje y agresiva posible”, en referencia al rechazo de Conriquez a cantar narcocorridos. Otro usuario aseveró que el cantante fue agredido por no prestarse a “enaltecer a los que provocan esa violencia”.
Conríquez mantiene su postura, pese a las agresiones
Hasta el momento, el cantante no ha emitido un comunicado oficial sobre lo ocurrido, pero durante su presentación dejó claro que no cedería a las presiones para interpretar ese tipo de canciones. Su postura ha sido interpretada por muchos como un acto de responsabilidad artística en medio del debate sobre la violencia en la música popular.
El debate sobre los corridos bélicos sigue vigente
El incidente revive la discusión sobre el papel que juegan los llamados “corridos bélicos” en la cultura popular. Mientras algunos defienden estas canciones como una expresión del folclor contemporáneo, otros las consideran una apología de la violencia criminal que afecta al país.
Este tipo de episodios refuerzan la tensión entre libertad artística y responsabilidad social, en un contexto donde la violencia vinculada al crimen organizado sigue cobrando vidas a diario en diversas regiones de México.