Morelia, Michoacán, a 7 de octubre de 2025. – Las aduanas de Reynosa y Matamoros, conocidas por su historial en el tráfico de combustibles ilegales, se han convertido también en la puerta de entrada para miles de autos de contrabando. Una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) reveló que cada año ingresan por esos puntos fronterizos hasta 40 mil vehículos con placas clonadas y permisos temporales reutilizados, en un esquema que representa más de 2 mil 200 millones de dólares en pérdidas para el país.
Una red de duplicación detectada en dos minutos
El hallazgo que destapó el esquema ocurrió un viernes a las 11:21 de la mañana, cuando un Ford Fusion blanco cruzó la frontera por Reynosa. Apenas dos minutos después, un BMW 535i de lujo hizo lo mismo por Matamoros, con la misma placa texana visible en la parte posterior. La coincidencia, registrada en dos aduanas distintas y separadas por 90 kilómetros, encendió las alarmas en el sistema de monitoreo de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM).
Las autoridades rastrearon la matrícula y descubrieron que un día antes un Volkswagen GTI Hatchback había ingresado con esas mismas placas, las originales. En los días siguientes, una Chevrolet Equinox color plata y dos Jetta —uno negro y otro blanco— repitieron la maniobra. Lo que parecía un caso aislado reveló una operación sistemática de ingreso de vehículos ilegales a través de cruces fronterizos en Tamaulipas.
Un permiso temporal con 728 cruces
La investigación mostró que no sólo las placas eran clonadas, sino también los permisos temporales de cartón. El documento identificado como 91635R5 registró 728 cruces distintos en apenas cuatro meses, lo que equivale a 728 vehículos diferentes que utilizaron el mismo permiso. Otros, como el 70601N3 y el 96447X5, acumularon 220 y 253 cruces respectivamente en periodos similares.
De acuerdo con los registros del Centro de Procesamiento Electrónico de Datos de la ANAM, entre Reynosa y Matamoros se detectaron en ocho meses 3 mil 896 placas clonadas que sirvieron para introducir 27 mil 239 vehículos ilegales. En promedio, 3 mil 400 unidades ingresaron mensualmente bajo este sistema de fraude, lo que al año equivale a más de 40 mil autos de contrabando.
La advertencia ignorada de las autoridades
La ANAM emitió una alerta interna al detectar el patrón. En el documento se advertía que los conductores podrían estar “usando placas sobrepuestas para introducirlos ilegalmente al país, incurriendo en infracciones por no acreditar la legal estancia y tenencia de los vehículos”. También alertaba sobre la posibilidad de que los autos fueran utilizados “para el transporte de bienes ilícitos, como armas o sustancias prohibidas”.
Del fraude a la legalización: el decreto que cambió todo
Mientras los inspectores aduanales documentaban el ingreso irregular de vehículos, el 18 de octubre de 2021 el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto que permitió la regularización masiva de autos de procedencia extranjera. Con esta medida, los vehículos que habían ingresado bajo prácticas ilegales quedaron protegidos por el marco legal, transformando el contrabando en un negocio legitimado.
El decreto, inicialmente temporal, fue prorrogado en diversas ocasiones hasta extender su vigencia a septiembre de 2026. La última modificación fue firmada por López Obrador apenas cuatro días antes de dejar la presidencia, consolidando una política que, según expertos, “legalizó el contrabando bajo la fachada de apoyo social”.
Un negocio multimillonario bajo la sombra de la regularización
La investigación de MCCI estimó que el ingreso de autos clonados, sumado a la venta y “legalización” de los mismos, representa un negocio de más de 2 mil 200 millones de dólares anuales. El decreto de regularización permitió que muchos de estos vehículos, introducidos mediante documentos falsificados, obtuvieran placas mexicanas sin revisión exhaustiva del historial de importación.
Organizaciones de la sociedad civil han advertido que esta política, lejos de resolver el problema, incentivó un mercado paralelo de contrabando vehicular con nexos en aduanas, gestores y redes criminales dedicadas al tráfico de autos usados de Estados Unidos hacia México.
Impunidad y fronteras vulnerables
La duplicación de placas, permisos temporales y el uso del decreto presidencial para legitimar autos ilegales muestran un panorama preocupante en el control fronterizo. Mientras las aduanas de Reynosa y Matamoros continúan siendo puntos críticos del contrabando, el sistema institucional parece atrapado entre la corrupción y la permisividad política.
“El negocio del contrabando de autos se institucionalizó”, concluye el reporte de MCCI. Lo que inició con un Ford Fusion y un BMW cruzando en simultáneo se convirtió en una red que hoy opera con la complacencia de un marco legal diseñado, paradójicamente, para “regularizar” lo irregular.
Esta información fue publicada por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad aquí.






