Morelia, Michoacán, a 16 de junio de 2025.— A pesar de haber rechazado en un inicio cualquier ofensiva militar israelí contra Irán, el expresidente Donald Trump terminó otorgando apoyo limitado a la operación luego de una serie de deliberaciones internas, presiones externas y evaluaciones de inteligencia sobre el avance del programa nuclear iraní.
Una postura que cambió con el tiempo
Inicialmente, Trump buscaba evitar una escalada bélica en la región, apostando por negociaciones diplomáticas. Sin embargo, el 8 de junio, tras una reunión decisiva con el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, el presidente se convenció de que la preocupación de Israel respecto al enriquecimiento de uranio por parte de Irán era legítima.
Presión de aliados y señales de inteligencia
Fuentes del gobierno estadounidense y de Medio Oriente confirmaron que Trump también enfrentó presiones de aliados con posturas aislacionistas que le pedían mantenerse al margen. Sin embargo, la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés) declaró el jueves que Irán estaba incumpliendo sus compromisos de no proliferación nuclear, lo que influyó en su cambio de rumbo.
Apoyo limitado, pero estratégico
Si bien el gobierno estadounidense negó haber intervenido directamente en los ataques israelíes, funcionarios reconocieron que se proporcionó apoyo en inteligencia y logística. Esto incluyó sistemas de defensa aérea, bombas perforantes y vigilancia por parte de aviones P-8 Poseidon, desviados desde Europa hacia Medio Oriente.
Israel actuó con autonomía, pero con respaldo táctico
Las fuerzas israelíes realizaron ataques que mataron a tres líderes militares y nueve científicos nucleares iraníes, además de destruir varios sitios de enriquecimiento. Aunque Israel empleó mayormente su propia información, se apoyó en recursos estratégicos estadounidenses que ya estaban en la región.
Negativa a un ataque letal contra Khamenei
Uno de los límites que Trump impuso fue su negativa a permitir que EE.UU. colaborara en una operación para eliminar al líder supremo de Irán, Ali Khamenei. Según dos funcionarios estadounidenses, Trump consideró que sin bajas estadounidenses en el conflicto, no era apropiado atacar al máximo dirigente político iraní, de acuedo con NBC News.
Esperanzas diplomáticas no abandonadas del todo
En redes sociales, Trump escribió el domingo en Truth Social: “Irán e Israel deberían llegar a un acuerdo, y lo harán, como logré con India y Pakistán… Hago mucho y nunca me reconocen nada, pero está bien, el PUEBLO lo entiende. ¡HAGAMOS GRANDE DE NUEVO A MEDIO ORIENTE!”
Un conflicto previsto desde Camp David
Desde una reunión en Camp David, Trump fue informado de los posibles escenarios. Entre las opciones presentadas: apoyo logístico, colaboración directa en combate o no intervención. La aceptación tácita del presidente se inclinó por un respaldo táctico sin comprometer tropas directamente.
Negociaciones suspendidas, pero aún en el horizonte
El enviado especial de EE.UU., Steve Witkoff, tenía previsto viajar a Omán para una nueva ronda de diálogos con Irán, pero el conflicto impidió la cita. Aun así, la administración dejó abierta la posibilidad de reanudar las conversaciones.
“Aunque no habrá reunión el domingo, seguimos comprometidos con el diálogo y esperamos que Irán se siente pronto a la mesa,” argumentó un funcionario del gobierno a NBC News.
Un giro estratégico en la política exterior de Trump
La evolución del pensamiento de Trump, de la oposición a la aceptación táctica del ataque, muestra cómo las circunstancias geopolíticas pueden redefinir decisiones presidenciales, incluso en un contexto marcado por promesas de retiro de conflictos internacionales.