Morelia, Michoacán, a 8 de mayo de 2025. La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta clave en el ámbito educativo, revolucionando la manera en que se aprende y se enseña en las universidades mexicanas. Sin embargo, su crecimiento acelerado plantea preguntas profundas sobre ética, equidad y gobernanza tecnológica.
El crecimiento de la IA en el sector educativo mexicano
Con una tasa de crecimiento estimada del 36.6% anual hasta 2030, el mercado de soluciones basadas en inteligencia artificial dentro del ámbito educativo en México exige decisiones ágiles, pero también responsables. A pesar del avance tecnológico, muchas instituciones aún se encuentran en etapas exploratorias y carecen de políticas formales para el uso ético de estas herramientas.
Solo el 10% de universidades tiene políticas sobre IA
Una encuesta de la UNESCO realizada en más de 450 universidades y escuelas reveló que menos del 10% ha desarrollado políticas o directrices institucionales para el uso de IA generativa. Este vacío normativo genera incertidumbre en temas como privacidad, sesgos algorítmicos, equidad y transparencia.
“El mayor riesgo es que dejemos de pensar por nosotros mismos. Si la universidad renuncia a formar ciudadanos críticos, pierde su función transformadora”, mencionó Eva Ireide Martínez De Bartolomé Rincón, decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Aplicadas de la Comunicación en UNIE Universidad.
Iniciativas públicas como MéxicoX y la Agenda Nacional de IA
Para enfrentar estos desafíos, el Gobierno mexicano ha impulsado plataformas como MéxicoX, que ofrece MOOCs gratuitos con el objetivo de reducir brechas digitales y formar una ciudadanía digital crítica. Con más de 1.5 millones de usuarios y 200 cursos disponibles, esta iniciativa marca una ruta hacia la inclusión tecnológica en la educación.
En paralelo, la Agenda Nacional de Inteligencia Artificial 2024–2030 busca establecer una hoja de ruta ética, proponiendo marcos en áreas como políticas públicas, ciberseguridad, gobernanza, educación e inclusión.
La ética como piedra angular del futuro académico
El uso de IA en procesos como la evaluación automatizada o la admisión universitaria puede introducir sesgos si no existen mecanismos de supervisión humana. Eva Ireide argumentó que “la IA sin reflexión es una tecnología incompleta. Su uso acrítico puede consolidar desigualdades o decisiones injustas”.
UNIE ha implementado decálogos de uso, formación docente en pensamiento crítico, y espacios de reflexión activa como seminarios y proyectos interdisciplinarios.
Desafíos y oportunidades para las universidades
La actualización de la política nacional de IA en 2024, centrada en la gobernanza de datos y la inclusión digital, abre el camino para que las instituciones de educación superior lideren el cambio. Iniciativas como el Sandbox Regulatorio permiten a las universidades experimentar marcos legales adaptados al nuevo paradigma digital.
“La IA debe ser vista como una aliada, siempre que su integración se realice de manera consciente, responsable y ética”, resaltó Martínez De Bartolomé. Añadió que esta tecnología puede mejorar la personalización del aprendizaje, la eficiencia administrativa y la productividad investigativa, siempre que se respete la interacción humana como base del conocimiento.
Acciones concretas para una IA educativa con responsabilidad
UNIE Universidad ha dado pasos firmes hacia una cultura tecnológica crítica. Entre sus acciones destacan:
- Protocolos institucionales para el uso ético de IA
- Capacitación continua a docentes en metodologías digitales
- Incorporación de contenidos sobre IA en programas académicos
- Creación de foros participativos como seminarios y masterclasses
Estas medidas buscan no solo adaptarse a la tecnología, sino liderar su implementación bajo principios éticos y de justicia educativa.
El gran reto: formar mentes críticas, no solo usuarios
La IA representa una oportunidad histórica para modernizar la educación, pero su éxito depende de cómo se integre en el ecosistema universitario. Las instituciones deben formar profesionales capaces de usar esta tecnología con transparencia, ética y sentido humanista.
Con políticas claras, formación docente actualizada y una visión centrada en el estudiante, México puede liderar un modelo de educación superior que utilice la inteligencia artificial como una herramienta para fortalecer —y no sustituir— el pensamiento crítico, la interacción humana y la equidad educativa.