Morelia, Michoacán, a 26 de abril de 2025.- Bajo un cielo claro y sereno, la Plaza de San Pedro acogió este sábado la misa exequial por el Papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril a los 88 años de edad. Miles de fieles, autoridades de diversos países y líderes religiosos se congregaron para rendir homenaje a su vida de entrega y cercanía.
El Cardenal Re resalta el legado de humildad y servicio
El Cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, presidió la ceremonia y, durante su homilía, trazó un emotivo retrato del Pontífice argentino. “Recorrió el camino del servicio hasta el último día de su vida”, mencionó ante más de 200,000 personas reunidas en la histórica plaza.
Una celebración sobria, en línea con el deseo del Pontífice
La misa fue sencilla y emotiva, tal como Francisco había solicitado. “Estamos reunidos en oración en torno a sus restos mortales con el corazón triste, pero sostenidos por las certezas de la fe”, aseveró el Cardenal Re, subrayando el espíritu de esperanza que acompañó el rito.
Delegaciones de todo el mundo rinden tributo
La masiva asistencia de delegaciones internacionales, líderes de diversas confesiones y fieles de múltiples latitudes reflejó el impacto global del pontificado de Francisco. “La masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días […] nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del Papa Francisco”, argumentó Re.
El último gesto del Papa: una bendición de Pascua
Uno de los momentos más conmovedores de la homilía fue el recuerdo de la última aparición pública del Papa, durante la solemnidad de Pascua. “Su última imagen, que permanecerá en nuestros ojos y en nuestro corazón, es la del pasado domingo, cuando quiso impartirnos la bendición desde el balcón de la Basílica”, evocó el cardenal.
Un pontificado modelado a imagen de Pedro
Inspirándose en el Evangelio de Juan, el Cardenal Re comparó el servicio de Francisco con el de San Pedro: “Será esta la tarea constante de Pedro y de sus sucesores, un servicio de amor a imagen de Cristo”. Destacó que Francisco, incluso en su fragilidad final, eligió amar y servir hasta el último momento.
El nombre Francisco: un programa de vida
Recordando su elección como Papa el 13 de marzo de 2013, Re subrayó que la elección del nombre Francisco no fue casual, sino “una decisión programática y de estilo”, inspirada en San Francisco de Asís, que marcó el tono de su pontificado de cercanía y compasión.
La misericordia como corazón de su misión
Uno de los grandes ejes del pontificado fue su enfoque en la misericordia. “El Papa Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos”, destacó Re, recordando el Jubileo Extraordinario de la Misericordia de 2015-2016.
Atención a los marginados y a los pueblos heridos
El Cardenal rememoró los gestos de Francisco en favor de los refugiados, su histórico viaje a Lampedusa y su visita a Irak en 2021. “Esa difícil Visita Apostólica fue un bálsamo sobre las heridas abiertas de la población iraquí”, señaló, mostrando su sensibilidad ante los dramas humanos contemporáneos.
Una voz firme contra la guerra y la cultura del descarte
En su defensa incesante de la paz, el Papa Francisco denunció la guerra como una tragedia universal. “La guerra —decía— no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas”, recordó el Cardenal, destacando su llamado a construir puentes en lugar de muros.
La evangelización como guía de su pontificado
Desde su primera exhortación apostólica, Evangelii gaudium, Francisco instó a anunciar el Evangelio con alegría y esperanza. “El primado de la evangelización fue la guía de su Pontificado”, recalcó Re.
Una despedida llena de fe y gratitud
Hacia el cierre de la homilía, el Cardenal Re citó una de las frases más recordadas del Papa: “No se olviden de rezar por mí”. Con voz emocionada, concluyó: “Querido Papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, a Roma y al mundo entero”.
Con este mensaje de esperanza y agradecimiento, la Iglesia universal despidió a quien será recordado como un pastor sencillo, un servidor apasionado del Evangelio y un hombre que supo vivir —y morir— “con olor a oveja”, cumpliendo así uno de sus sueños más profundos.